Apio Quijano había prometido en La Casa de los Famosos México que vendería el automóvil que ganó en la primera prueba y repartiría el dinero entre los concursantes, sin embargo, parece que ha dado marcha atrás en su compromiso.
Bárbara Torres, de 52 años, al abandonar el reality, le cantó a Apio su parte del dinero que le correspondía, en virtud de este acuerdo. Sin embargo, en un giro inesperado, Apio Quijano, de 46 años, compartió en un directo en su cuenta de TikTok que ya no podrá cumplir con lo pactado, a pesar de su intención de hacerlo.
La explicación de esta decisión radica en una comunicación que Apio recibió por parte de la producción de La Casa de los Famosos México. Aunque quería honrar su palabra, la producción le notificó que no podía llevar a cabo la división del dinero obtenido de la venta del automóvil.
El cantante había establecido inicialmente esta promesa en un momento crítico del reality, cuando acordó con los compañeros que aún permanecían en la competencia que vendería el vehículo y distribuiría equitativamente las ganancias.
A pesar de esta situación, la producción parece haber aplicado la misma lógica que en el caso del premio para el finalista, donde se estableció que el dinero era exclusivo para el ganador, excluyendo la posibilidad de repartirlo.
En medio de esta situación, Apio Quijano se encontraba en Bacalar, Quintana Roo, celebrando el cumpleaños de su hermana Federica Quijano, de 52 años. Durante la conversación con sus amigos, surgió la recomendación de que Apio se quedara con el automóvil, ya que consideran que se lo merece por su emoción y esfuerzo en el programa.
Federica, en particular, expresó su opinión de que Apio debería conservar el vehículo debido a la pasión que mostró por él. Además, sus amigos sugirieron que si bien Apio no sabe conducir, debería quedarse con el coche como un merecido premio.
En el mismo tono, algunos de sus amigos también expresaron que la producción de La Casa de los Famosos México debería considerar retribuirle más a Apio Quijano por la creación de contenido que involucraba su persona de manera negativa. Sugirieron de manera humorística que debería «cobrarles por cada comentario malo» que realizaron sobre él.
A pesar de la comprensión de su entorno, Apio Quijano se mostró abatido por no poder cumplir su palabra en relación con la venta del automóvil y la posterior distribución del dinero. Sin embargo, sus amigos lo instaron a comprender que las palabras del señor son las que finalmente prevalecen y recordaron que a veces las circunstancias cambian de manera impredecible.